Resumen
El mundo nunca está quieto: desde la brisa que cambia de dirección hasta las partículas que vibran en un líquido, todo fluctúa. En el vacío cuántico, esas variaciones generan la sorprendente fuerza de Casimir. A escalas mayores, en los coloides las fluctuaciones del fluido también inducen atracciones entre partículas, con aplicaciones prácticas como la purificación de líquidos. Las fluctuaciones, lejos de ser ruido, son un motor oculto de organización en la naturaleza.
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